¿Sabrá Oppenheimer de las hambrunas existentes y de las que se avecinan? Seguramente sí, pero hoy por hoy es más rentable hablar del agua potable y calmar a la población para que los grandes usuarios y la gente en general sigan derrochando un recurso que -no hace falta explicarlo- no es eterno. Según la Organización Mundial de la Salud, hay 1,100 millones de personas en el planeta que no tienen acceso a agua potable, y América Latina posee un 42% de las reservas de agua globales.

La mayoría de los expertos internacionales dice que estas teorías son boberías.""..el calentamiento global beneficiará a Canadá, cuyas regiones cubiertas de hielo se convertirán en bosques, incrementando la producción agrícola y el turismo"
Se encarga Oppenheimer de ridiculizar la preocupación sobre una presunta conspiración originada en EE.UU para apoderarse de las reservas de agua dulce en esta parte del mundo. Igualito a su compadre Carlos Alberto Montaner que, en un artículo apoyando la guerra contra Irak, se burlaba de quienes pensábamos que la superpotencia se quería quedar con el oro negro de los iraquíes. Esa es la estrategia de los voceros del gran dinero: ocultar, con argumentos aparentemente serios y citas sesgadas de alguna pomposa institución, las verdaderas intenciones de quienes manejan los negocios mundiales.
Fíjense lo que escribe Oppenheimer: "La mayoría de los expertos internacionales dice que estas teorías son boberías. En primer lugar, EE.UU. podría tener problemas de agua en estados del oeste, no del sur. En segundo lugar, EE.UU. tiene comparativamente mucho menos problemas de agua que Europa, Asia o África. En tercer lugar, y lo que es más importante, el agua no será un recurso natural que se extinguirá en un futuro próximo".
Quedan muchas interrogantes. Primero, ¿quién es esa mayoría de expertos internacionales? Segundo, ¿qué relación existe entre que EE.UU. pueda tener falta de agua en los estados del norte (admisión del problema) y no en los del sur. El recurso, Andresito, se busca donde está y no donde decide EE.UU., por más superpotencia que sea. Nos recuerda el argumento de Montaner que afirmaba que, si EE.UU. quisiera apoderarse del petróleo, le sería más fácil llevarse el de México o Canadá, que están más cerca, y con eso zanjaba la discusión y dejaba en claro que EE.UU. hacía guerra a Irak para instalar una 'democracia' y no para apoderarse de su recurso natural más importante.
Las brujas y las teorías conspirativas no existen, pero que las hay, las hay. En este caso, dos brujas periodísticamente exitosas, como Montaner y Oppenheirmer, prueban con argumentos de cartulina exactamente lo opuesto de lo que nos quieren hacer creer.
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